En este país, además de abusar del trabajo teóricamente formativo de los becarios, es muy habitual que las empresas acudan a freelances para cubrir puestos de trabajo que podrian ser fijos. Es una manera de ahorrarse en burocrácia y despidos.
El problema es que suelen exigir al autónomo lo mismo o más que a sus propios empleados. La exclusividad, realizar un determinado horario o trabajar en unas determinadas instalaciones y/o con un determinado equipo (técnico y humano) suelen ser exigencias indispensables cuando legalmente los freelances no estamos obligados a ello.
Pero un trabajo es un trabajo y somos libres (frees) para aceptarlo o no y las negociaciones suelen ser complicadas y, a menudo, suelen dejar poco margen a la flexibilidad.
Lo curioso que esto no suele pasar cuando acudes a otro tipo de freelances, como el mecánico, la peluquera o el dentista. En estos casos suelen ser ellos que ponen las condiciones (timmings, tarifas, herramientas y lugar de trabajo).
Que se aprovechan de la situación. Si no lo haces tu lo hará otro.Y con la inmigración ya ni te cuento.